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Temperatura en los edificios

La energía afecta a la temperatura

La energía en un edificio se genera en parte por los ocupantes que emiten calor y en parte por la energía eléctrica utilizada en el edificio que se transforma en calor. Por ejemplo, la energía de la iluminación, los ordenadores, los frigoríficos y los congeladores, junto con la radiación solar a través de las ventanas y en las paredes y el tejado del edificio, añaden energía en forma de calor a un edificio.

Si la temperatura exterior es más cálida que la interior, el calor entrará por conducción térmica a través de todas las superficies del edificio. Por el contrario, si la temperatura es más alta en el interior, el calor se conducirá a través de la envoltura del edificio hacia el exterior. Además de la conducción, el calor se transporta a través de la envoltura del edificio por infiltración, es decir, el flujo de aire a través de la envoltura del edificio. A través de los flujos de ventilación se pueden transportar grandes volúmenes de calor dentro o fuera del edificio.

Para controlar la temperatura de los edificios existen soluciones de calefacción capaces de suministrar calor en los fríos meses de invierno, y también sistemas de refrigeración de confort diseñados para transportar el calor en los periodos más cálidos.

Temperaturas en el norte de Europa

El norte de Europa se centra en mantener la calefacción de los edificios durante los fríos meses de invierno. Debido a los climas más fríos, la calefacción representa un gran porcentaje del consumo total de energía en los edificios, y una de las medidas más eficaces para conseguir un mejor rendimiento energético es mejorar la construcción del edificio. Con un mejor aislamiento y un mejor acristalamiento de las ventanas y una envoltura hermética del edificio para reducir las infiltraciones, hay menos necesidad de suministrar calor para compensar la energía que se escapa del espacio calentado.

El tiempo que tarda en cambiar la temperatura de una habitación depende de la diferencia entre la energía suministrada y la extraída. La energía por unidad de tiempo se denomina potencia, y cuanto mayor sea la potencia neta de calefacción, más rápido subirá la temperatura, y viceversa: cuanto mayor sea la potencia neta de refrigeración, más rápido bajará la temperatura. Además de la potencia, el cambio de temperatura está influenciado por el edificio y la cantidad de energía que puede retener. Un edificio pesado de hormigón puede almacenar una gran cantidad de energía y, por tanto, contrarrestar mejor un cambio de temperatura que un edificio de madera de menor masa. Es importante tener en cuenta la inercia térmica de un edificio a la hora de diseñar los sistemas de refrigeración y calefacción, ya que influye mucho en la capacidad necesaria.

¿Qué temperatura es la ideal para el edificio?

La temperatura óptima depende de un gran número de factores.

 

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